Natalie Pérez presentó “Un Montón”, el primer adelanto de su quinto disco, disponible en todas las plataformas digitales. El tema fue grabado en Elefante Blanco (Montevideo) y surgió en formato orgánico, con banda en vivo.
La producción artística estuvo a cargo de Diego Matturro, quien acompaña la búsqueda de un clima más humano y directo. “Un Montón” funciona como carta de presentación de esta etapa en la que la cantante.
El lanzamiento se completa con un videoclip que la muestra rodeada de su banda, resaltando baile y energía. Con este proyecto, Natalie encara un capítulo donde busca más un ritmo tropical.
(citas textuales extraídas de entrevistas en Infobae y El Planeta Urbano)
Natalie Pérez vive un momento especial. Ella misma lo resume con una honestidad que contagia: “la vida es eso, jugártela”. Empezó temprano, cuando “arranqué el camino artístico a los 10 años” y pasó de la música a la actuación porque simplemente siguió el pulso de lo que la movía. Durante años escuchó: “Naty, tenés que cantar, me encanta cómo cantás”, hasta que un día sintió que “después de 17 años haciendo lo mismo” ya era momento de un salto, incluso si eso implicaba reírse de sí misma con un “si me va mal o hago un papelón, me voy a vivir al campo”.
Hoy convive con varios mundos a la vez. Ella misma se ríe cuando piensa “¿qué pensará la gente?”, porque hago una película, estoy en una obra de teatro, hago música… como todo random. Ese caos ordenado la divierte y hasta la impulsa: “es divertido, la verdad”, dice, mientras se maravilla con colegas que hacen de todo: “dirige, produce, organiza, actúa… me encetaría tener esa habilidad”.
A la par encara Las cosas maravillosas, un unipersonal que mezcla humor, emoción y un contacto directo con la gente. Lo describe como “una obra hermosa, interactiva” donde “el público es muy importante”. Le gusta la intensidad emocional del formato: “es lindo que te hagan reír y llorar, en el buen sentido”, y reconoce que meterse ahí implica vértigo. “Nunca hice un unipersonal”, cuenta, y por eso siente que “me va a hacer muy bien hacerla”, aunque sea un desafío “no parar de hablar todo el tiempo”. También valora su dinámica cambiante: “cada tres meses cambia de artista, así que es novedosa”.
Entre sus reflexiones más personales aparece una mirada honesta sobre cómo nos vinculamos hoy. Dice que “está raro vincularse en general”, que “los vínculos están difíciles” y que “tanta información y tanta cosa social virtual nos afecta”, especialmente a los más jóvenes, porque “los chicos ya no saben cómo acercarse”. Aun así, reconoce que “el juego es lindo”, aunque admite con sinceridad pura: “me aburrieron, ¿qué querés que te diga?”.
Las redes también la metieron en momentos incómodos, como cuando un rumor de embarazo tomó fuerza y contó que “el del embarazo me trajo muchas repercusiones”, que tuvo que explicarle a sus seres queridos “no es verdad”, y que todo eso fue “un momento incómodo”. Incluso un mensaje sobre su música se interpretó mal: “‘me retiro por un tiempo de los escenarios’, como diciendo que iba a gestar mi próximo disco”, aunque solo era algo pensado para sus seguidores.
Su costado espiritual también se cuela en cada decisión. Dice con convicción “yo sí creo en Dios”, que “prefiere sentir que hay alguien o algo más allá que la acompaña”, y que la fe, para ella, es trabajo y compañía: “tengo mi vínculo con el máster, es como un amigo con quien hablar, sobre todo para agradecer”.
Ese mismo espíritu convive con un caos creativo que asume sin culpa: “sigo en una revista, termino en una servilleta… y después no sé dónde continúa”. A veces quisiera “más orden y menos caos”, pero también siente que “eso me hace ser quien soy”.
Y cuando habla del unipersonal, aparece su versión más vulnerable: sintió que “era un híbrido entre actuar y no actuar”, le fascinó “el vértigo de que no hubiera cuarta pared”, y dice que en escena “estás vos sola con tu alma”. Entre risas y verdades sueltas, confiesa también sus ganas de familia: “quiero ser mamá”, mezcladas con un deseo de fuga total: “a veces pienso en dejar todo e irme al campo”. Incluso adelanta, medio en broma medio en serio: “este año tengo un hijo, acordate”.
