En una entrevista con Pablo Ladaga por Radio 10, Kicillof expresó su profunda tristeza ante la muerte del primer Papa argentino, y destacó que su legado trasciende la fe católica. A pesar de no profesar la religión, reconoció en Francisco a una figura inmensa, que actuó como faro moral en tiempos de oscuridad. “No todos tomaron real conciencia de lo que significó tener un Papa argentino, y del compromiso social que encarnó con tanta coherencia”, señaló.
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El gobernador remarcó el rol activo y directo del Sumo Pontífice en la defensa de la justicia social, la paz y el medio ambiente. Lo describió como un hombre comprometido con las causas más urgentes del presente: la protección de los migrantes, el cuidado de la “casa común” y la intervención en conflictos bélicos como el de Palestina, donde incluso mantenía contacto diario con actores locales. “En medio de nuestra conversación en el Vaticano, interrumpió para hablar con un cura que estaba allá, en medio del conflicto. Ese gesto lo define. Nunca dejó de estar donde más se lo necesitaba”, recordó Kicillof sobre su encuentro personal con Francisco en junio de 2024.
Más allá de su influencia en la Iglesia, el Papa fue –según Kicillof– una referencia global contra los discursos de odio y las corrientes conservadoras que hoy marcan la agenda internacional. Su prédica, cargada de humanidad y pensamiento crítico, ofrecía una alternativa al individualismo feroz y al modelo económico que excluye a millones.
Aunque nunca visitó oficialmente su país, Francisco estuvo siempre atento a lo que ocurría en la Argentina. “Sabía minuto a minuto lo que pasaba. Mantenía contacto constante con dirigentes y con personas de su confianza. Participaba activamente desde Roma. Con el tiempo, esto se va a conocer más a fondo”, afirmó el gobernador.
Para Kicillof, su muerte es una pérdida inmensa, pero también una oportunidad para poner en valor su mensaje. Un mensaje que desbordó los límites de la fe, y que seguirá resonando en cada causa justa, en cada gesto de solidaridad, en cada lucha por un mundo más equitativo.
“El Papa fue y será una voz que incomodó al poder, que habló por los últimos, y que recordó al mundo que sin justicia social, no hay humanidad posible.”