El Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca sentenció este martes a siete años de prisión a Marcos Herrero, acusado de haber cometido falso testimonio agravado y reiterado durante la investigación del caso Facundo Astudillo Castro. Herrero, quien se presentaba como perito con un perro adiestrado, fue hallado culpable de alterar y plantar pruebas con el fin de incriminar a efectivos de la Policía Bonaerense.
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Durante el juicio, se evidenció un modus operandi sistemático: Herrero introdujo elementos falsos como amuletos, cabellos y hasta huesos de vaca en diferentes escenas vinculadas al caso. Afirmaba que su perro Yatel detectaba rastros del joven desaparecido en lugares clave, como la comisaría de Mayor Buratovich o en vehículos policiales, versiones que luego se desmoronaban tras los peritajes oficiales.
El rol de Herrero no fue aislado. Según investigaciones periodísticas, su intervención fue promovida por sectores políticos con el objetivo de instalar la hipótesis de una desaparición forzada, sin fundamento en las pruebas judiciales existentes. El periodista Germán Sasso, autor de Operación Facundo y El Coleccionista de Huesos, documentó cómo se articuló esta operación mediática y judicial.
Sasso señala que, en plena cobertura del caso, hubo reuniones virtuales —incluyendo un Zoom con dirigentes radicales— donde se planificó mediatizar el expediente y respaldar la teoría impulsada por la querella, con vínculos en la UCR. Entre los abogados involucrados destaca Luciano Peretto, ex presidente del Concejo Deliberante de Villarino, quien promovió con fuerza la versión de una desaparición forzada, desestimando el cúmulo de pruebas objetivas del expediente.
Para Sasso, la participación de Herrero formó parte de una estrategia política que buscaba perjudicar al entonces gobernador Axel Kicillof, al ministro Sergio Berni, y al intendente Carlos Bevilacqua. “Se intentó instalar un nuevo ‘Maldonado’, aprovechando la sensibilidad social ante casos de desaparición forzada”, indicó.
Finalmente, las pruebas falsas introducidas por Herrero fueron descubiertas como tales tras los correspondientes estudios genéticos. El accionar del falso perito, lejos de esclarecer los hechos, desvió el curso de la investigación y generó una grave distorsión en la búsqueda de justicia para Facundo Astudillo Castro, quien fue hallado sin vida más de cien días después de su desaparición.