En un país donde cada día crecen la pobreza y el hambre, el presidente Javier Milei protagoniza un nuevo escándalo: junto a una abultada comitiva oficial —integrada por al menos seis funcionarios, equipo médico, protocolo y custodios— viajó a Roma para asistir al funeral del Papa Francisco, hospedándose en uno de los hoteles más exclusivos y costosos de la ciudad.
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Lejos de predicar con el ejemplo de austeridad que exige a los argentinos, la delegación oficial se alojó en el lujoso Hotel InterContinental Rome Ambasciatori Palace, en plena Vía Veneto, donde las tarifas por noche oscilan entre los 984.779 y 1.171.250 pesos argentinos. Solo por dos noches, el costo estimado supera el millón de pesos por habitación.
Mientras jubilados, trabajadores y familias enteras ajustan hasta lo insoportable para llegar a fin de mes, el gobierno de Milei despilfarra millones en hospedajes de lujo, evidenciando un doble discurso que ya no puede disimularse.
El colmo: el vocero presidencial llevó a su community manager
Pero el escándalo no termina allí. La comitiva incluyó a Manuel Adorni, vocero presidencial y aspirante a legislador porteño, quien viajó acompañado de su coordinadora de contenidos digitales, Macarena Rodríguez, conocida por su actividad como tiktoker libertaria.
Nombrada oficialmente el 1° de febrero de 2025 como Coordinadora de Contenidos de Activos Digitales de la Presidencia, Rodríguez también fue parte del viaje a Roma, en un evento estrictamente diplomático donde su función resulta, cuanto menos, innecesaria.
La inclusión de una community manager en una misión oficial no solo expone un uso inadecuado de los recursos públicos, sino que también despierta preguntas sobre los verdaderos criterios que maneja la gestión presidencial a la hora de priorizar gastos.
Ajuste para el pueblo, derroche para el poder
La indignación popular no tardó en manifestarse: en las redes sociales y en la calle, miles de argentinos se preguntan cómo puede ser que un gobierno que exige sacrificios a los más pobres no escatime en lujos para su propia cúpula.
Desde Casa Rosada aseguraron que todos los costos del viaje serán informados al regreso. Pero para muchos ya es demasiado tarde: el contraste entre las penurias cotidianas de quienes no tienen para comer y los gastos obscenos de quienes gobiernan el país es un golpe más a la credibilidad de un Gobierno que prometió un "ajuste" del Estado y solo parece aplicarlo sobre los sectores más vulnerables.
Mientras los comedores populares cierran por falta de alimentos y miles de familias caen en la indigencia, el despilfarro presidencial en Roma se convierte en una postal vergonzosa del presente argentino.