Pocas bandas en la actualidad logran combinar un estilo vintage y clásico con una sonoridad moderna tan impactante como The Lemon Twigs, el dúo que viene conquistando la escena musical global con su talento para revivir la época dorada del pop y el rock.
Sin dudas su fecha del 3 de junio en Niceto Club promete ser histórica: será su primera presentación en Argentina y llegan con sus dos discos más celebrados hasta ahora, A Dream Is All We Know y Everything Harmony.
La banda está integrada por los hermanos Brian y Michael D’Addario, nacidos en Nueva York y criados en un entorno familiar profundamente musical, donde su padre —fanático de los Beatles— los introdujo desde muy chicos en el mundo de los instrumentos y las melodías.
Desde el lanzamiento de su álbum debut en 2016, crecieron a un ritmo vertiginoso, apareciendo en programas icónicos de la televisión estadounidense como los de Jimmy Fallon, Jimmy Kimmel y Conan O’Brien. También formaron parte del cartel de festivales como Coachella y Lollapalooza, y acompañaron a Phoenix como banda de apertura durante su gira por Estados Unidos.
Con su segundo disco, expandieron aún más sus fronteras: fueron parte de la gira de los Arctic Monkeys durante la presentación de Tranquility Base Hotel & Casino, y tocaron en escenarios principales de festivales como el Primavera Sound, entre otros.
En cuanto a su sonido, The Lemon Twigs propone una experiencia única: composiciones con esencia de los años 60/70, pero con una mirada contemporánea y arreglos de pop barroco, donde las melodías hermosas y dulces se convierten en protagonistas. Cada canción es un viaje sonoro donde la nostalgia y la frescura conviven de forma magistral.
Sobre el escenario, son conocidos por su energía excéntrica y teatral: sus shows están cargados de intensidad, movimientos inesperados y una actitud performática que acompaña a la perfección su propuesta artística.
Admirados por leyendas como Elton John, Iggy Pop, Alice Cooper, Jack Antonoff y Gerard Way, los hermanos D’Addario se preparan para conocer al público argentino en un debut largamente esperado.
Las últimas entradas para The Lemon Twigs en Niceto Club ya están disponibles en Passline.
Para Michael y Brian D'Addario, la música es una expresión artística, pero también portal hacia una época donde el sonido tenía un carácter crudo y espontáneo. "Me gustaba Dave Clark Five. Me encantaba la forma en que Mike Smith solía gritar. Pensé que era lo más genial cuando era niño", recuerda Michael. Su fascinación por las bandas de los 60 no es solo una cuestión de gustos, sino de sonido: "Creo que simplemente nos gusta la cosa energética, pero sigue siendo tan placentera".
Esa energía no significa agresividad sin control. "No es tan agresivo y distorsionado que sea desagradable, supongo. Simplemente me gusta la forma en que todos cantan. No sé, realmente no sé, simplemente me gustan los sonidos de los discos", comenta Michael. Su hermano Brian comparte una mirada similar sobre la producción de la música de otras décadas: "Los instrumentos y la amplificación eran tan nuevos que era como si la gente no lo tuviera ajustado a tal grado donde todo fuera tan limpio".
La distorsión es parte fundamental de la esencia de The Lemon Twigs. "Hay una emoción sobre la forma en que muchas de esas cosas fueron grabadas también porque hay toda esta distorsión sucediendo, a veces por accidente y luego a propósito otras veces", dice Michael. Brian refuerza esta idea con una referencia a la época dorada de la grabación analógica: "Los instrumentos y la amplificación eran tan nuevos que era como si la gente no lo tuviera ajustado a tal grado donde todo fuera tan limpio".
Las influencias de los hermanos D'Addario son claras. "Me encantaba 'Red Rubber Ball' de The Cyrkle", dice Brian. "'Dead End Street' de The Kinks. Recuerdo escuchar eso, y tal vez fue una de las primeras canciones en tono menor que había escuchado". En su forma de componer y producir, se nota ese amor por la música con historia, esa que lleva consigo imperfecciones que la hacen más real.
The Lemon Twigs no buscan la perfección pulida de la era digital. Prefieren lo espontáneo, lo vibrante. "Hay una emoción sobre la forma en que muchas de esas cosas fueron grabadas", insiste Brian. "A veces por accidente y luego a propósito otras veces".
Para la banda "el objetivo es simplemente hacer algo que suene bonito", dice Michael. "Cada vez que escuchas algo de los sesenta pensás: ¿por qué suena tan bien? Porque tocaron todos los instrumentos y cantaron cada nota" aclara. "Nos dedicamos a sobregrabarnos unas seis veces, perfeccionando las notas, los dos con el mismo micrófono, intentando afinar y asegurarnos de que no haya fisuras", dice Michael. "La cinta suena más indulgente. Te aleja un paso de la realidad de tu sonido".