Esta semana se estrena en los cines de Argentina quizás la mayor candidata a llevarse el Oscar a "Mejor película" por todos sus increíbles aspectos técnicos, visuales y sus actuaciones perfectas.
El brutalista es la nueva película dirigida por los directores Brady Corbet y Mona Fastvold, que nos muestra de manera impactante cómo la arquitectura y las consecuencias de la posguerra modificaron la sociedad de manera cultural y social.
Resumiendo un poco la sinopsis, la historia nos trae a Adrien Brody como László Tóth (arquitecto judío superviviente del Holocausto) en su país natal para progresar en los Estados Unidos, donde tendrá una intensa y extraña relación con Harrison Lee Van Buren (inversionista estadounidense), interpretado por Guy Pearce.
Como el principal foco del film es la arquitectura, es imposible no prestar atención a la cantidad infinita de detalles visuales y estéticos que alcanzan la perfección. Fuentes, líneas, frames y un poder de fotografía colosal hacen que la película se sienta como una enorme sinfonía geométrica para los ojos.
El capitalismo y el idealismo de alguna manera conviven y confrontan constantemente durante el largometraje, y la ambición, la xenofobia en Estados Unidos y el poder juegan un rol fundamental para construir una trama que mantiene la atención del espectador durante las 3 horas y media de duración de la cinta (y no, no se siente excesivamente larga para nada aunque hay un intervalo de 15 minutos).
Adrien Brody, con este papel, va en camino a su segundo premio de la Academia, que ya ganó en la categoría "Mejor actor" en los Oscars a sus 29 años con su actuación en El pianista, mientras que Guy Pearce y Felicity Jones también compiten por llevarse el premio a "Mejor actor de reparto" y "Mejor actriz de reparto", respectivamente.
Si bien la película es deslumbrante en todo momento, particularmente cuando viajamos a Italia para dejarnos abrumar por el Mármol de Carrara ubicado en la región de La Toscana, es cuando todo cobra un sentido casi espiritual y titánico.
La banda sonora hace también un increíble trabajo con sus epopeyas sonoras que acompañan de manera brillante cada toma que fue filmada con VistaVision, un formato de 70mm que cuenta con un detalle único pero con un gran costo: por su duración y formato, la película pesa un total de 130 kilos, logrando de esta manera ser la primera película rodada en este formato de manera completa en más de 60 años.
El final se siente demasiado apresurado y hay una clara falta de emotividad en muchas de las historias que transcurren. Hay mucho que ver y, por momentos, poco que sentir. Por este aspecto, quizás uno no termina de conectar del todo.
De igual manera, con todos estos aspectos arriesgados, transgresores y superadores (para mí mal llamado todo esto pretencioso), El brutalista es una película que debe ser vista en el cine de manera indispensable para entender el cine que amamos, homenajear en tiempo real aquellos estrenos que homenajean el pasado.