Con el comienzo del 2026, el Banco Central implementará una nueva fase de acumulación de reservas, respaldada -según especulan- por el crecimiento y remonetización de la economía.
Con este esquema, el Gobierno procurará un objetivo más realista para el tipo de cambio y alineado con las previsiones del mercado, a través de bandas más flexibles sujetas a la evolución de la inflación, que evitarán un atraso del dólar que podría ser nocivo para el desempeño de la economía.
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“Los esfuerzos de la autoridad monetaria priorizarán el objetivo de alcanzar la convergencia de la inflación doméstica al nivel de inflación internacional. El avance exitoso en la resolución de los desequilibrios macroeconómicos y la convalidación de la fortaleza del programa económico frente a la incertidumbre política originada por las elecciones de medio término amplían el horizonte de planificación, creando condiciones favorables para el crecimiento, la re-monetización de la economía y la acumulación de reservas internacionales”, precisó la entidad monetaria que preside Santiago Bausili.
De esta forma, a partir del 1 de enero, el techo y el piso de la banda de flotación cambiaria evolucionarán cada mes al ritmo correspondiente al último dato de inflación mensual informado por INDEC. Dado el calendario del ente estadístico, en el primer mes del 2026 las bandas se ampliarán en un 1,6% dada la inflación de noviembre que se conoció el 11 de diciembre.
En este sentido, el último REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) del BCRA proyectó para el semestre diciembre-mayo una inflación acumulada de 11,1%. Según el esquema de bandas por inflación, para el cierre de julio de 2026 (dado el rezago del IPC) el techo superior debería alcanzar los $1.732,49, unos 44,49 pesos o 2,6% por encima de los $1.688 demarcados por los contratos de dólar futuro para el séptimo mes del año.
Asimismo, el REM del BCRA proyectó una mediana para el tipo de cambio oficial de $1.577 para fin de mayo del año que viene, frente a un techo estimado para las bandas de $1.663,86 para ese mes, en base a la inflación esperada.
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Alarma por el endeudamiento familiar: se triplicó el crédito no bancario y los niveles de morosidad ya alcanzan el 20%
El escenario económico posterior a las elecciones dejó una huella profunda en la salud financiera de las familias argentinas. Según el último informe de Estabilidad Financiera del Banco Central, procesado por la consultora EcoGo, la irregularidad en el pago de deudas con entidades no bancarias —como billeteras virtuales, financieras y cadenas comerciales— experimentó un salto alarmante: pasó del 7,4% en noviembre del año pasado al 20% en octubre último.
Esta cifra implica que la mora en estos canales de financiamiento se triplicó en apenas once meses, reflejando el impacto de las altas tasas de interés sobre el bolsillo de los consumidores.
A pesar de este deterioro, el financiamiento por fuera de los bancos tradicionales sigue siendo una variante fundamental para la economía hogareña, alcanzando niveles máximos históricos de 12,2 billones de pesos, lo que representa un 1,3% del Producto Bruto Interno. Sin embargo, el peso de estos compromisos se ha vuelto asfixiante para muchas familias. El endeudamiento total, al sumar saldos bancarios y no bancarios, equivale actualmente al 137% de los ingresos de cada hogar, una cifra que hace apenas un año apenas superaba el 100%. La situación es todavía más delicada para trabajadores informales y cuentapropistas, cuyo nivel de deuda escala hasta el 143% de su remuneración mensual.
Existe una marcada brecha entre el comportamiento de los créditos en la banca tradicional y los otorgados por las nuevas plataformas o comercios. Mientras que en los bancos la mora se ubica en un 4,4%, gracias a mecanismos de cobro más aceitados como el débito directo, en las entidades no bancarias el atraso llega al 20%. En los despachos oficiales explican que los clientes priorizan mantenerse solventes con los bancos para no perder el acceso a tasas de interés más bajas, mientras que en los canales alternativos la deuda incobrable se duplicó en el último año, pasando del 2,8% al 5,6%, y los créditos considerados de "riesgo alto" saltaron del 2,5% al 8% del total.
Actualmente, existen en el país 542 empresas dedicadas a otorgar créditos por fuera del sistema bancario, incluyendo cooperativas y cadenas de electrodomésticos. En promedio, cada cliente adeuda 5,6 millones de pesos, una cifra condicionada por tasas de interés que, hasta hace pocas semanas, cuadruplicaban a la inflación. Este deterioro sistémico se refleja también en los datos generales del Banco Central, que señalan que el atraso en el pago de las familias alcanzó niveles que no se registraban desde hacía 15 años, marcando un fuerte contraste con el segmento corporativo, donde la mora se mantiene en un saludable 1,9%.