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Colapso panadero en La Plata: subas, cierres y una crisis sin freno

Las panaderías de la ciudad de La Plata enfrentan uno de los momentos más críticos de las últimas décadas.

Sabado, 28 de junio de 2025 a las 10 52

Por Daniel Santu

Periodista, director Data Diario La Plata

Sabado, 28 de junio de 2025 a las 10:52

Aumentos descontrolados en los insumos, caída abrupta de las ventas, tarifas impagables y una presión fiscal asfixiante configuran un escenario de catástrofe económica para uno de los sectores más tradicionales de la economía local. Y lo peor: no hay señales de alivio.

En los próximos días, el precio del pan volverá a subir. Así lo confirmó Miguel Di Betta, presidente de la Federación Argentina de la Industria del Pan (FAIPA), quien advirtió que ya no se puede sostener más el valor actual. “Hay productos que aumentaron más de un 100%. La grasa, la margarina y otros insumos básicos subieron por la caída de importaciones y la crisis en la industria cárnica. Ya no resistimos”, expresó.

En paralelo, los panaderos platenses luchan a diario para no bajar la persiana. Facturas de electricidad por encima de los cinco millones de pesos mensuales, según datos de FAIPA, son imposibles de afrontar para pequeños comercios que, en muchos casos, apenas pueden cubrir los sueldos. El resultado es previsible: cierre tras cierre, despidos, endeudamiento, informalidad y riesgo sanitario.

A esta tormenta perfecta se suma la proliferación de competencia desleal. “Muchas panaderías clandestinas trabajan con empleados en negro, sin pagar impuestos ni garantizar higiene. Esto no solo distorsiona el mercado, sino que pone en peligro la salud de la población”, alertó Di Betta.

Martín Pinto, referente de CIPAN y del Centro de Industriales Panaderos de Merlo, no duda en calificar la situación como terminal: “Las ventas cayeron un 50% y más de 1.400 panaderías ya cerraron en todo el país. La gente compra lo que puede, no lo que quiere. Es una tragedia silenciosa”.

En La Plata, el panorama es idéntico. Con costos que se disparan semana a semana, muchos panaderos ya no venden para ganar, sino para sobrevivir. La rentabilidad desapareció, los márgenes se desvanecieron y el endeudamiento se volvió la única salida para cumplir con aguinaldos, impuestos o alquileres. En barrios enteros, las panaderías de siempre hoy enfrentan el fantasma del cierre definitivo.

El pan, ese alimento básico que históricamente acompañó la mesa de las familias argentinas, se está convirtiendo en un lujo. Y detrás de cada boleta impaga o persiana cerrada, hay trabajadores, familias, oficios que se extinguen y comunidades que pierden vínculos. El Estado, ausente.

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