En Mar del Plata la situación es crítica. Desde el martes por la noche numerosos barrios como Bosque Peralta Ramos, Santa Celina, Rumencó, Playa Grande, Alto Camet, Constitución, Malvinas Argentinas, Libertad, Colinas de Peralta Ramos y Parque Luro permanecen sin gas natural. Esta interrupción se debe a la baja presión provocada por la alta demanda ante las temperaturas bajo cero, que activó el sistema automático de corte en los medidores domiciliarios.
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Ante la emergencia, el intendente Guillermo Montenegro convocó al Comité de Crisis municipal y dispuso la suspensión de clases para este jueves, así como de todas las actividades en espacios deportivos y culturales, priorizando la continuidad de servicios esenciales como hospitales y geriátricos. “La situación es absolutamente extraordinaria. Es la primera vez que Mar del Plata sufre una situación de estas características”, afirmó Montenegro, quien señaló que el problema se extendió rápidamente a casi toda la ciudad.
Además, el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional no ayuda: para este jueves se esperan mínimas de 0° y máximas de 10°, con fuertes ráfagas de viento, condiciones que se mantendrán los próximos días.
Vaca Muerta produce a pleno, pero el gas no llega
La raíz del problema que afecta a Mar del Plata y otras provincias del país se encuentra en una paradoja alarmante: Argentina produce gas a niveles récord, especialmente desde Vaca Muerta, con reservas que garantizan el autoabastecimiento por al menos 30 años. Sin embargo, este recurso no puede llegar a los hogares y las industrias por la parálisis de obras clave en la infraestructura de transporte.
Al asumir, el gobierno de Javier Milei decretó la paralización total de la obra pública, lo que impactó directamente en la ampliación del Gasoducto Néstor Kirchner. Las plantas compresoras, que en diciembre de 2023 tenían un avance del 80%, fueron frenadas, impidiendo que se duplique la capacidad de transporte desde Vaca Muerta.
También se suspendió la construcción del segundo tramo del gasoducto hacia San Jerónimo (Santa Fe) y se ralentizó la reversión del Gasoducto Norte, una obra fundamental para abastecer al NOA tras el colapso de las exportaciones de gas boliviano. El gas de Bolivia, que antes abastecía el norte argentino, hoy prioriza el mercado brasileño, dejando a las provincias del NOA sin una fuente de suministro viable si no se completan las obras de reversión.
La decisión de frenar estas obras, bajo el argumento de que la inversión debe ser 100% privada (un modelo que en Chile, por ejemplo, solo cubre el 15% de las obras), está generando costos millonarios para el Estado. La falta de infraestructura obliga a Argentina a importar gas licuado a precio dólar, con cada barco superando los USD 100 millones. El costo de estas importaciones ya supera los USD 500 millones, una cifra diez veces mayor a lo que habría implicado terminar las plantas compresoras.
La producción récord de Vaca Muerta, una de las mayores reservas de gas no convencional del mundo, se ve así desaprovechada. Mientras el recurso abunda, la incapacidad para transportarlo y exportarlo resulta en frío, cortes, importaciones caras y desabastecimiento en pleno invierno.
Con una inversión mínima para finalizar obras ya avanzadas, se habría evitado este escenario de emergencia que hoy golpea directamente a los hogares marplatenses y de otras regiones del país.