1978, la nueva película de terror dirigida por Nicolás Onetti, es estrenará en la plataforma HBO Max este 20 de junio. El film se presenta como una combinación inusual entre historia argentina reciente y elementos del cine fantástico.
La acción se sitúa durante la noche de la final del Mundial de Fútbol de 1978 entre Argentina y Holanda. Mientras millones están frente a la televisión celebrando, un grupo de tareas irrumpe en una casa y secuestra violentamente a un grupo de jóvenes. El procedimiento es idéntico al que ocurrió en cientos de operativos reales: secuestro, interrogatorio, tortura. Pero en este caso, los represores cometieron un error. Las víctimas no son militantes políticos. Son algo peor. Integran un culto guiado por una entidad sobrenatural desconocida, y su presencia desata una cadena de horrores incontrolables dentro del centro clandestino.
“Nunca se hizo una película de género fantástico ambientada durante la última dictadura militar”, dice el director Nicolás Onetti, marcando el tono provocador de la propuesta. 1978 utiliza los recursos clásicos del cine de terror —suspenso, oscuridad, violencia gráfica, atmósfera opresiva— para narrar una historia anclada en uno de los momentos más oscuros del país. “El cine de terror te da licencia para explorar las sombras sociales, porque así las podés tematizar sin que sea un discurso académico”, reflexiona Onetti, justificando la elección del género como herramienta de memoria.
El elenco está encabezado por Carlos Portaluppi, Mario Alarcón y Santiago Ríos, quienes componen a tres represores con un nivel de realismo escalofriante. “El trabajo de casting es el primer gran acierto de 1978”, destacan desde Página 12. Sus actuaciones aportan verosimilitud a una historia que rápidamente se desliza desde el horror político al terror sobrenatural sin perder intensidad ni impacto.
“Parte del terror es ese contrapunto: te atrapa la ficción, pero te derrapa en la realidad”, explica Onetti. Y es en ese juego —entre lo real y lo fantástico— donde 1978 se vuelve única. La dictadura militar no aparece como simple decorado, sino como una presencia activa que multiplica el espanto, anclando lo inverosímil en lo históricamente conocido.
La película ya fue exhibida en más de 50 festivales internacionales y recibió más de 30 premios. Según Onetti, “Los premios nos dan luz para que esta historia trascienda fronteras”, sobre todo porque uno de los grandes objetivos del proyecto fue visibilizar lo ocurrido durante la dictadura militar a nuevas generaciones y públicos internacionales. “El objetivo era que se conozca sobre la dictadura en el exterior, porque las nuevas generaciones no conocen”, remarca.
“Quisimos que el terror fuera una puerta de entrada para un debate: que después el que sale de la sala se pregunte qué pasó realmente en ese país”, añade el director. Y esa es quizá la clave de 1978: usar el miedo como recurso narrativo para despertar conciencia, reflexión y memoria. Como él mismo define, “Es la oposición de mirar para otro lado. Poner un género como el terror para contar lo que no se ve”.