En un sorpresivo anuncio, Weezer confirmó que finalmente luego de muchos años de espera llegarán a la Argentina.
La banda se presentará el 5 de noviembre en el Movistar Arena.
Las entradas tendrán una etapa de preventa Santander American Express a partir de hoy 30 de junio a las 13 horas y la venta general comenzará el 1 de julio a las 13 horas. Todo en la web del Movistar Arena.
Los precios sin cargo por servicio para la Platea Baja varían según el sector. Los sectores 102, 103, 104, 105, 115, 116, 117 y 118 tienen un valor de $170.000. Por su parte, los sectores 106, 107, 113 y 114 cuestan $155.000, mientras que los sectores 108, 109, 110, 111 y 112 tienen un precio de $140.000. Campo trasero tiene un valor de $75.000 y el Campo delantero $150.000.
De Tower Records a Griffith Park: el origen de una voz inesperada
Antes de ser la cara de Weezer, Rivers Cuomo no tenía intenciones de cantar ni de liderar nada. Su sueño era tocar metal pesado y por eso se fue de Connecticut a Los Ángeles con su banda: “Me mudé a Los Ángeles desde Connecticut después del secundario con la intención de triunfar con mi banda de heavy metal”. Pero los planes cambiaron.
Uno de los que marcó ese giro fue Pat Finn, su jefe en Tower Records: “Conseguí un trabajo con Pat Finn en Tower Records sobre Sunset Boulevard… Escuchó nuestra cinta y dijo: ‘Esto es terrible, nunca voy a estar en esta banda’”. Sin embargo, tiempo después, en una caminata hasta la cima de Griffith Park, Finn le propuso algo más personal: “No era el cantante en Avant Garde. Pensaba que era inferior a los otros cantantes de mis bandas: ellos tenían más rango y voces más ágiles. Pero Pat me dijo: ‘Andá, escribí tus propias canciones y cantalas vos’. Y agregó: ‘No me importa si pensás que no sos cantante. Va a ser una mejor versión de lo que hacés’”.
Cuomo tomó el consejo, pero lo hizo con estrategia: “Quería crear una obra antes de armar mi nueva banda. Había mucha ansiedad sobre la autenticidad en ese momento… No querías que nadie supiera cómo te veías hace 12 meses”. Esa obsesión por los detalles lo acompaña hasta hoy: “Tengo una memoria horrible, pero una extraña memoria para las líneas de tiempo… Porque investigué tanto que terminé armando una planilla de Excel gigante”.
Experimentación sonora, vida hacker y algoritmos creativos
Cuomo nunca se quedó quieto. La búsqueda permanente de nuevos sonidos es parte de su identidad: “Terminé un disco y quise hacer algo totalmente opuesto para el siguiente”, afirmó más de una vez. Esa decisión estética también define la evolución de Weezer: “Para mí, este es el disco más diferente que hicimos en toda la historia de Weezer”.
El proceso no siempre es lineal: “Después de la gira de 2016, empecé a llenar una carpeta de Dropbox con canciones para el Black Album. Se fue llenando… pero otras canciones no encajaban ahí. Así que creé otra carpeta… y terminé llenando esa primero”. Lo técnico no le resulta ajeno: estudia y mide incluso estructuras pop aparentemente simples: “Estudié pop moderno… ¿Cuántas veces repiten la misma frase? ¿La primera nota del estribillo es más alta que cualquiera del verso? Es algo muy técnico”.
Su búsqueda también es sensorial: “La música está hecha para ser escuchada. Es para tus oídos, no para tu cerebro”, comentó al comparar su filosofía con propuestas más complejas.
Además de músico, Cuomo se define como un fanático de la eficiencia: “¿Sos un gran fan de los lifehacks? Sí”, respondió sin dudar. Su rutina incluye desde tabletas para hidratarse mejor (“Se llaman pastillas Nuun… Me ayudan a tomar una cantidad ridícula de agua”) hasta apps para adaptarse a los husos horarios (“Hay una app que se llama Entrain… ponés dónde estás y a dónde vas, y te dice cuándo ponerte los anteojos naranjas”). También programa sus redes sociales: “Otro lifehack… compongo 30 tuits de una y los programo… Ni siquiera tengo que entrar”.
Ese costado programador también lo aplica a la música: “Escribí otros programas, incluso uno que actualiza todos los días una playlist privada de Spotify con temas que podrían inspirar mi composición”. En la pantalla de su computadora hay de todo: “Un programa que diseñé para cargar datos importantes… horarios de viaje, nombres de hoteles… en una agenda que se actualiza constantemente”.
Por eso, más allá de la imagen de nerd tímido o de genio metódico, Rivers Cuomo es un artista en constante reinvención. Y aunque cambie de estilos, algoritmos o estrategias, una cosa queda clara: la libertad creativa no es una etapa, sino su estado natural. “Antes tardabas dos años en hacer un disco, y dos en promocionarlo. Tenía que ser perfecto. Ahora es distinto… ‘Esa es una idea rara, probémosla’”.