En plena ola de recortes y con un gobierno que no disimula su obsesión por el ajuste, el Banco Nación decidió seguir la línea: cerró 60 sucursales en todo el país y redujo su estructura interna para ahorrar más de $1.000 millones.
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El anuncio llegó sin demasiadas vueltas y como parte de un “plan estratégico” que, en los hechos, achica la banca pública.
Según informó el propio banco, el objetivo es volver a los niveles de atención de 2015 y reducir gastos operativos.
La motosierra llegó al BNA: se confirmó el cierre de 60 sucursales
“El objetivo es mejorar la eficiencia, ordenar recursos y responder mejor a las nuevas formas de atención”, señalaron desde la entidad.
En esa línea, el Banco Nación también encaró una transformación de sus centros PyME: 45 de estos espacios están siendo reconvertidos, con un nuevo esquema en el que será el banco el que se acerque a los clientes y no al revés.
Además, se están reacomodando las Gerencias Zonales, que ahora pasarán de 33 a 29, para adaptarse a los criterios económicos definidos por el INDEC.
El recorte se viene dando a través de distintas medidas, como la fusión de oficinas, el cierre de puntos de atención superpuestos y una reasignación del personal, con el objetivo de mejorar la eficiencia operativa.
Sólo por estas acciones, el banco estima un ahorro de unos $140 millones por mes. Entre mediados de 2024 y ahora, los números oficiales marcan un recorte acumulado de casi $837 millones.
La idea, dicen desde el banco, es hacer un uso “más racional” de los recursos y lograr una presencia más equilibrada en el territorio.
En su comunicado oficial, el Banco Nación hizo hincapié en que esta transformación apunta a una institución “más ágil y competitiva”. Y
Y, en tono alineado con la gestión libertaria, dejó en claro hacia dónde se dirigen los cambios: “La promesa de inflación cero viene acompañada de abundancia de crédito y la rápida transformación del banco en sociedad anónima”.