Este lunes, tras la muerte del Papa Francisco, el Vaticano activó el protocolo "Sede Vacante" que va desde el fallecimiento del Papa hasta la designación del nuevo Sumo Pontífice.
El primer paso de este protocolo es que el camarlengo, que preside la Cámara Apostólica, confirme la muerte del Papa y selle el lugar donde ocurrió. Luego, el Vaticano suspende su actividad y organiza el funeral que se llevará a cabo entre el cuarto y sexto día posterior al fallecimiento.
Al mismo tiempo, el Colegio Cardenalicio asume la administración temporal de la Iglesia católica durante entre 15 y 20 días posteriores al fallecimiento, hasta que todos los cardenales se reúnan en el cónclave que definirá al nuevo Pontífice.
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Las condiciones, el procedimiento y el lugar
Para ser Papa, la única condición es ser varón, bautizado en la Iglesia Católica, y no hay ningún límite respecto de la edad. Asimismo, tampoco es requisito ser cardenal o sacerdote.
Sin embargo, la última vez que hubo un papa electo por fuera del colegio cardenalicio fue en 1378 cuando el cónclave en Roma convocó al arzobispo de Bari, Bartolomeo Prignano, que antes había sido monje, y que finalmente fue el papa Urbano VI.
Para decidir quién será el nuevo Papa, el camarlengo cita al Colegio Cardenalicio para el cónclave que debe realizarse entre los 15 y 20 días posteriores del fallecimiento del Sumo Pontífice en la Capilla Sixtina.
Desde el 31 de diciembre de 2024, la Iglesia tiene 252 cardenales, de los cuales 139 son menores de 80 años y pueden votar en el cónclave.
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El comienzo del cónclave, la votación y las fumatas
Cuando comienza el cónclave, los cardenales se ubican en la sala, y eligen al azar los nombres de tres cardenales que se convierten en fiscales con el objetivo de supervisar todo el proceso, tres que serán los encargados de recoger los sufragios y otros tres serán quienes los revisan.
La sesión de votación comienza con una serie de reflexiones, discursos y oraciones. En sus discursos enfatizan cuáles son los requerimientos y la proyección que necesita la Iglesia y los millones de bautizados católicos que hay en el mundo.
Tras los discursos, los cardenales votan por primera vez. Cada uno escribe en una paleta el nombre de su elección, camina hacia el altar mayor y bajo la pintura del Juicio Final de Miguel Ángel, expresa en voz alta: “Pongo por testigo a Cristo el Señor, que será mi juez, para que mi voto sea dado a aquel que ante Dios creo que debe ser elegido”. Luego, el cardenal coloca la papeleta en el receptáculo correspondiente, se inclina ante el altar y vuelve a su lugar.
En principio, se realizan dos sesiones de votación al día, con dos rondas por sesión. El nuevo Papa es elegido cuando un único candidato obtiene una mayoría de dos tercios.
Luego del sufragio, como no debe quedar ningún documento, las papeletas se queman y se realiza la tradición de las “fumatas” con el objetivo de mantener al tanto a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
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La presentación del Papa
Una vez que la elección termina y uno de los candidatos juntan dos tercios de los votos, el cardenal decano, o camarlengo, convoca al elegido a la capilla y le pregunta si está dispuesto a aceptar. Si la respuesta es afirmativa, se pide al nuevo Papa que elija el nombre con el que desea ser llamado durante su papado.
Luego, se queman las papeletas y el nuevo Papa es conducido a la llamada “Sala de las Lágrimas”, adyacente a la Capilla Sixtina, donde se pone su nueva túnica blanca y sus zapatillas rojas.
Finalmente, el nuevo Papa es presentado por el cardenal decano desde el balcón principal frente a la Plaza de San Pedro con las famosas palabras: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus papam! (Les anuncio una gran alegría: ¡Tenemos papa!)” y da a conocer en latín quién es el elegido y el nuevo nombre por el que será conocido durante su pontificado.