En una Argentina golpeada por el ajuste, donde los jubilados ven licuadas sus pensiones, miles de trabajadores estatales son despedidos, y los medios públicos son sistemáticamente desmantelados, el Gobierno nacional decidió desembolsar una cifra escandalosa: cerca de 20 millones de pesos por una entrevista a la actriz Eugenia “La China” Suárez en la TV Pública.
Te puede interesar
¿Prioridades? 15 mil dólares por una nota en medio del ajuste
La información fue revelada por el periodista Nacho Rodríguez en Radio 10. "La Televisión Pública estrena en el día de hoy un streaming, donde el viernes se grabó una entrevista con La China Suárez como eje principal del debut. Le pagaron la nota. La cifra que me dieron fue de 15 mil dólares", explicó.
En pesos, la suma ronda los 20 millones al tipo de cambio paralelo. Un gasto que contrasta violentamente con el relato de austeridad del Gobierno de Javier Milei, que ha paralizado la producción de contenidos públicos, eliminó señales educativas y culturales, y mantiene intervenidos los medios del Estado.
La paradoja: vaciamiento ideológico y show a cualquier costo
La TV Pública, intervenida de facto por la Secretaría de Medios y Comunicación a cargo de Manuel Adorni, ha reducido su programación informativa y cultural a la mínima expresión. El propio Adorni incluso se autoinvitó recientemente a un programa del canal para una entrevista amigable, como si el medio fuese una extensión personal de su vocería.
Mientras se justifica cada despido con el mantra de la “eficiencia”, se despilfarran millones en una apuesta superficial de contenido, cuyo único fin parece ser generar impacto mediático con figuras del espectáculo, aunque eso no genere contenido informativo ni cultural, ni mucho menos servicio público.
La contradicción al desnudo
En paralelo al pago de sumas millonarias por una entrevista a una figura popular —por más talentosa que sea—, se sostiene un brutal ajuste en las áreas más sensibles del Estado: jubilaciones que no alcanzan para medicamentos, universidades que luchan por subsistir, científicos expulsados del país, y medios públicos asfixiados hasta la inoperancia.
El mensaje es claro: mientras se predica con la motosierra para los de abajo, se gasta sin tapujos en la frivolidad para los de arriba. Una postal perfecta del “nuevo orden” donde lo que debería ser un canal al servicio de la ciudadanía es convertido en un escenario de autopromoción y marketing sin contenido.
Porque en un país donde se recorta a quienes más necesitan, cada peso que se gasta debe rendir cuentas. Y pagar 15 mil dólares por una nota en la TV Pública, cuando esa misma TV está siendo desmantelada, no resiste ningún análisis serio.