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El sueño americano... pero con reforma laboral ajena

En un nuevo episodio del clásico “reclamar sin pagar impuestos”, la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham) volvió a hacer sonar la alarma: hay que cambiarlo todo. Desde el sistema impositivo hasta las leyes laborales, pasando por la educación y la infraestructura. Todo esto, por supuesto, en nombre de la sagrada competitividad.

Miércoles, 21 de mayo de 2025 a las 08 26

Por Daniel Santu

Periodista, director Data Diario La Plata

Miércoles, 21 de mayo de 2025 a las 08:26

Durante el Summit 2025, el presidente de AmCham, Facundo Gómez Minujín (también directivo de JP Morgan), expuso una hoja de ruta empresarial que pide al Estado mucho más que cortes de cinta: una reforma estructural a fondo: “La competitividad no es un concepto abstracto”, dijo, como si hiciera falta aclararlo, y agregó que se trata de “la llave” del desarrollo. Una llave que, según su discurso, solo gira si el país ofrece estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica y... menos impuestos.

Las críticas al sistema tributario argentino fueron directas: demasiados impuestos, demasiada superposición, demasiada incertidumbre. Para revertir ese escenario, AmCham propuso algo más “inteligente”: ampliar la base tributaria, reducir la evasión (¡pero sin tocar a los que ya tributan!) y simplificar un sistema que calificaron como asfixiante.

Claro que el tema laboral tampoco se salvó. Gómez Minujín advirtió que el costo del empleo formal en Argentina “se ha duplicado” por culpa de regulaciones “rígidas” y una “alta litigiosidad”. ¿La solución? Una reforma laboral que, según él, debe ser moderna, flexible e inclusiva. Aunque lo de inclusiva parece más bien un guiño retórico.

La receta incluyó también una “revolución educativa” —porque pedir reformas estructurales no tiene techo— que prepare a los trabajadores para los desafíos del siglo XXI, y una inversión urgente en infraestructura, física y digital, sin la cual “no hay productividad posible”.

A este combo, el representante empresarial le sumó un llamado a garantizar la seguridad jurídica. “No hay innovación sin reglas claras”, sentenció, al tiempo que lamentó que el Congreso no aprobara la ley de Ficha Limpia, como símbolo de una institucionalidad que, en su visión, aún no está a la altura.

Con todo, el presidente de AmCham no dejó de reconocer algunos avances del gobierno: reducción del déficit fiscal, sectores dinámicos como el tecnológico, energético y agroindustrial, y una renovada confianza inversora. Pero aclaró que todo esto necesita consolidarse en “un rumbo claro y sostenido”.

En resumen: el sector empresarial pide condiciones óptimas para invertir, producir y contratar… siempre y cuando no sea demasiado caro, complicado o incierto. Porque si algo quedó claro es que el sueño de AmCham es hacer negocios en Argentina, pero con reglas hechas a medida del manual de Washington.

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