En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —la jurisdicción con mayor presupuesto per cápita del país— más de la mitad de los niños y niñas que viven en barrios populares padecen malnutrición. Según un informe reciente de la Universidad Popular Barrios de Pie, el 54,2% de la infancia en estas zonas urbanas sufre algún tipo de malnutrición, superando ampliamente el promedio nacional, que se sitúa en el 46,7%.
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Este estudio, presentado en el CIDAC de Barracas, se basó en un relevamiento realizado durante el segundo semestre de 2024 en 11 barrios populares porteños. Participaron más de 100 promotores de salud y profesionales médicos, nutricionistas e investigadores, quienes analizaron un total de 757 casos de niños, niñas y adolescentes. El resultado: un diagnóstico que evidencia no solo un problema sanitario, sino una expresión dramática de las desigualdades estructurales.
Malnutrición: el rostro oculto del hambre en CABA
De acuerdo al informe, la malnutrición registrada en CABA se debe principalmente al sobrepeso (23,1%) y a la obesidad (28,7%). En los lactantes (de 0 a 2 años), la situación es especialmente grave: el 22,2% presenta malnutrición total y un 9,1% tiene baja talla, lo que sugiere deficiencias alimentarias incluso desde la gestación y la lactancia.
“La malnutrición no es sólo falta de comida, sino falta de una alimentación adecuada, rica en micronutrientes esenciales como proteínas, lácteos y vitaminas. Lo que predomina en estos sectores es una dieta basada en harinas y carbohidratos”, explicó Lucía Bianchi, directora de la Universidad Popular Barrios de Pie y candidata a legisladora por Es Ahora Buenos Aires.
El grupo etario más afectado es el de 6 a 9 años, donde la malnutrición alcanza al 58,9%. El informe advierte que esta situación tiene consecuencias directas en el desarrollo neurológico, la capacidad de aprendizaje, la salud inmunológica y el bienestar emocional de niños y niñas.
Doble crisis: ajuste nacional y abandono local
Los datos no sólo reflejan un fenómeno nutricional. Ponen en evidencia una doble crisis: la provocada por las políticas de ajuste del Gobierno nacional de Javier Milei, y la profundizada por la ausencia de políticas públicas del Ejecutivo porteño, encabezado por Jorge Macri. Esta conjunción deja a miles de niños y niñas en situación de extrema vulnerabilidad en la capital del país.
El informe señala: “CABA, a pesar de contar con mayores recursos, exhibe niveles de malnutrición infantil superiores al promedio nacional. Esto nos obliga a repensar las prioridades de gestión en salud, educación y políticas sociales”.
Territorios olvidados
El relevamiento se realizó en barrios que históricamente han sido postergados: Padre Mugica y Rodrigo Bueno (Comuna 1); La Boca y Villa 21-24 (Comuna 4); Bajo Flores (Comuna 7); Villa Soldati, Villa 20 y Ciudad Oculta (Comuna 8); Cildañez y Mataderos (Comuna 9); y Fraga (Comuna 15). En conjunto, estos barrios muestran una malnutrición global del 47,6%, con prevalencia de sobrepeso (21,9%) y obesidad (22,4%).
Durante la presentación del informe participaron diversos profesionales y referentes del área, entre ellos el médico generalista Matías Gallegastegui, el sociólogo Ignacio Drake, y el médico consultor Enrique Abeyá Galardón, junto con Lucía Bianchi.
Desigualdad estructural, deuda pendiente
La malnutrición infantil en la Ciudad de Buenos Aires es el resultado de una desigualdad profunda. El informe recuerda que en contextos de pobreza, el exceso de peso puede ir de la mano con una alimentación deficiente. Las carencias de micronutrientes durante la niñez temprana afectan el crecimiento físico, el desarrollo cerebral y la salud integral.
Además, esta problemática tiene consecuencias a largo plazo: mayor riesgo de enfermedades crónicas, menor rendimiento escolar, menor inserción social, y mayor propensión a trastornos emocionales como ansiedad y depresión.
¿Dónde están las políticas públicas?
El caso de CABA, con cifras de malnutrición infantil más altas que el promedio nacional a pesar de sus recursos, pone en tela de juicio la efectividad y el alcance de las políticas sociales y sanitarias locales. La situación requiere una respuesta urgente y estructural por parte del Estado.
Porque en la Ciudad más rica del país, no debería vivir la infancia más pobre.