La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) acaba de sellar uno de los hitos más importantes en la historia científica y tecnológica del país. La Facultad de Ingeniería (FI), a través de su Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) y el grupo Sistemas Electrónicos de Navegación y Telecomunicaciones (SENyT), forma parte del selecto grupo internacional que participará en la misión Artemis II, que en abril de 2026 devolverá astronautas al espacio profundo y los llevará a sobrevolar la Luna, algo que no ocurre desde 1972.
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El aporte argentino a esta misión histórica se canaliza a través del satélite ATENEA, un CubeSat clase 12U de aproximadamente 30x20x20 cm, diseñado como demostrador tecnológico en el marco del programa SARE de la CONAE. Será lanzado junto a desarrollos espaciales de Alemania, Corea del Sur y Arabia Saudita. Su misión será validar sistemas de comunicación de largo alcance, medir la radiación en órbitas altas y experimentar con el uso de GPS en el entorno lunar.
Esta hazaña comenzó a gestarse con la exitosa experiencia del USAT 1, el primer satélite universitario creado por el CTA y el SENyT. Ese antecedente fue clave para que la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) seleccionara a la UNLP como socio estratégico. "La NASA nos incluye gracias al camino iniciado con recursos propios. ATENEA es cuatro veces más complejo que el USAT 1", explicó Marcos Actis, decano de la FI y director del CTA.
Lo que distingue este proyecto es su carácter profundamente colaborativo y formativo. El desarrollo de ATENEA reúne a un equipo interdisciplinario de ingenieros, investigadores y estudiantes que lideran cada etapa del proceso. Sonia Botta está al frente de la ingeniería de sistemas; Frida Alfaro, de la ingeniería orbital; Gaspar Ramírez, de la fabricación; Aldana Guilera, de la integración térmica; y Joaquín Brohme junto a Eric Molina, de las estructuras. Desde el SENyT, el ingeniero Ramón López La Valle coordina los subsistemas electrónicos, como comunicaciones, GPS y computadora de a bordo. El equipo se completa con jóvenes talentos como Agustín Catellani, Elián Hanisch, Santiago Rodríguez, Gabriel Vega Leañez, Francisco Núñez y Julián Encinas.
“Es increíble formar parte de una misión histórica”, expresó Guilera, mientras Alfaro celebró el reconocimiento técnico internacional que representa hablar de igual a igual con la NASA. Rodríguez agregó: “Lo más destacable fue demostrar nuestra capacidad ante una agencia espacial de ese nivel”.
Actualmente, los componentes del satélite están siendo sometidos a pruebas ambientales en el Centro Espacial Teófilo Tabanera, en Córdoba. Luego será ensamblado en la Facultad de Ingeniería y regresará a la misma provincia para ensayos finales antes de su traslado a Cabo Cañaveral, donde será integrado a la nave Orión que viajará alrededor de la Luna.
La exigencia técnica es máxima: al tratarse de una misión tripulada, cada detalle debe cumplir con los estándares internacionales más rigurosos. "Tenemos que entregar documentación detallada, realizar análisis estructurales precisos y certificar cada parte bajo normas de la NASA", detalló Brohme.
El desarrollo de ATENEA también involucra a otras instituciones nacionales: la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), la Facultad de Ingeniería de la UBA (FIUBA), el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la empresa VENG S.A. Cada una aporta su experiencia en una cadena virtuosa de ciencia aplicada y cooperación pública.
En tiempos de incertidumbre, este proyecto es también una declaración: cuando se invierte en conocimiento, la Argentina puede llegar tan lejos como la Luna.